Hoy, Viernes de Dolores, llega a LOS FOGONES... CON RAZÓN, un icono gastronómico y postreril de la Semana Santa: las torrijas. Confieso que he estado peleado con ellas durante muchos, muchos años, porque mi padre me obligó a comerme una que era absolutamente incomestible. Gracias a mi mujer, me reconcilié con ellas por la receta de mi suegra, que he modificado ligeramente hasta conseguir las cantidades exactas. Vamos allá...Pasamos por huevo batido cada torrija, y freímos en aceite ligeramente templado, no muy caliente. Repetimos la operación con el otro medio litro de leche, cuatro cucharadas de azúcar y la canela en polvo. Una vez que terminemos de freir todas las torrijas, lavamos la sartén, la secamos bien y ponemos el agua y la miel. Con la varilla mezclamos bien y cuando comience a hervir, bajamos el fuego y bañamos las torrijas por los dos lados. Si sobra almíbar, se rocía por encima de las torrijas y este es el aspecto tan rotundo que tienen. Están tremendas, y si no, que se lo digan a mi familia, que se tiran como fieras a por ellas...
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